viernes, 27 de mayo de 2011

¡VENGA ESE VINITO!

Como a cualquier bien nacido me gusta beber vino. Me gusta beberlo en compañía de buenas comidas y de buenos amigos y me gusta abusar de él. Pocas cosas hay como el placer de decir inconveniencias en voz alta sobre mujeres, política o religión completamente ebrios de un buen tinto. Es verdad que hay vinos que me gustan  mas que otros aunque el que mas me gusta es el que me ofrecen con la ilusión de que me guste. Me gusta el vino de las tabernas, ese vino a granel que sirven en jarra en los mesones, el vino que el paisano elabora con la mejor intención y que te lo ofrece como quien ofrece a su hija mocita. No me gusta la gentuza que convierte el vino en mierda. No me gusta esa gente que dice amar el vino y se hace mil cursitos de cata, y se lee mil libritos y luego lo sabe todo sobre todas las uvas y todas las levaduras y todas las formas de hacer vino y todas las marcas de todos los países. Esa gentuza que dice que se hace buen vino en Australia o en Argentina que es como decir que cualquier mierdecilla puede convertirse en fisico nuclear o en un buen poeta follador con solo desearlo. No todos los zumos de uva pueden ser vino, imbéciles. Dejad de estudiar tanto y bebed mas. También me gustan las mujeres y por nada del mundo se me ocurriría hacerme ginecólogo. No necesito saber nada sobre la composición de los terrenos de la Ribera del Duero para gozar de un vino igual que no necesito conocer las patologías de la trompa de falopio para gozar de una hembra.
Me da asco ver a estos mequetrefes sujetando una copita de cristal con dos deditos, meter la nariz en la copa  y enjuagarse la boca con el vino. Algunos hijos de puta incluso lo escupen. Me da miedo no saber hasta donde puede llegar la idiotez.

martes, 24 de mayo de 2011

TU NO QUIERES A TU HIJO, TIO MIERDA

                               Si yo estuviera tomándome una cervecita en la barra de un bar con una tapita de torreznos un poquito recalentados y de repente por efecto de la hiperlipidemia me diera por acercarme a cualquier individuo que estuviera por allí descansando de una agotadora media jornada de trabajo y en su misma cara le espetara que yo soy aquel que va a dejar a su hijo sin colegio bueno, sin juguete de reyes, sin play station y sin tigretones, lo mas probable es que me diera una hostia. Si además le dijera que me importa una mierda lo que su hijo sufra o deje de sufrir con estas carencias y que me voy a gastar su dinero en putas, lo más probable es que intentara darme mulea. Lo vería lógico, yo en su lugar no dudaría: tiraría de bardeo y me reventaría el hígado.
Esto es lo que nos están diciendo los políticos, banqueros y empresarios.  Nos dicen que las vamos a pasar putas, que van a quitarnos dinero de nuestros sueldos, que le van a quitar comodidades y posibilidades al futuro de nuestros hijos, que nos van a dejar sin trabajo y sin jubilación. Todo esto nos están diciendo mientras ellos no van a notar en sus lujosas casas, en sus prestigiosos colegios y maravillosos hospitales que hay crisis.
Lo triste es que yo no veo a nadie que se dirija a ellos y les suelte una hostia, y les arrastre por los suelos o les reviente el hígado. Y lo que creo es que en el fondo vosotros que os resignáis y aguantáis toda esta mierda, en realidad no queréis tanto a vuestros hijos ni a vuestras mujeres, tenéis demasiado miedito para defender su bienestar y os importa muy poco que terminen viviendo mucho peor de los que vosotros habéis vivido. No pasa nada, el miedo es libre, a mi me la pela, yo no tengo hijos y lo que me apetece lo cojo y punto. Si os despiden, siempre podréis vender los juguetes de vuestros hijos o a vuestros hijos para comprar una barra de pan duro que le sobre del día anterior a un banquero
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